Dios te habla a través de tu sabiduría interior. En el interior de toda persona residen conocimientos innatos. Están ahí todo el tiempo, la tarea es escucharlos y validarlos.
Cuando no tenemos hechos que nos respalden, pero algo nos dice que una cosa es cierta, estamos confiando en nuestra sabiduría interior. Dios usa tu sabiduría interior para guiarte. Muchas veces, algo que alguien dice, o un pasaje de un libro resuena en ti y eso puede que te recuerde la idea, pregunta o solución que estabas buscando.
La orientación interior siempre será positiva y a tu favor. Te protege, nunca te pedirá que hagas un sacrificio paralizante, nunca llega como un “deber” o un “tienes que”, o con culpa o vergüenza. Para poder escuchar esta sabiduría interior debes darte un espacio, buscar un lugar tranquilo, respirar y tener contigo una conversación donde dejes salir a flote tus pensamientos.
Esa sabiduría que Dios te da es aquella que te capacita para hablar o actuar, reflejando el carácter de Dios en medio de cualquier circunstancia. La verdadera sabiduría tiene su origen en Dios y mientras más nos acerquemos a Él, más sabios seremos.
Dice Santiago 1:5 (NTV) “Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla”. De esta manera permitimos que Dios nos guíe en todo y que nos dé la sabiduría necesaria para actuar de forma correcta. Sin embargo, si queremos ser guiados por la sabiduría que viene de Dios, debemos pedirla. Es un paso de humildad. Debemos abrir el corazón para que sienta lo que el Padre siente en medio de esa situación y para que vea las cosas desde su perspectiva.
Es tan maravillosa e importante la manera en que Dios usa nuestra sabiduría interior que el libro de Santiago 3:17(NTV) lo explica así:
“Sin embargo, la sabiduría que proviene del cielo es, ante todo, pura y también ama la paz; siempre es amable y dispuesta a ceder ante los demás. Está llena de compasión y del fruto de buenas acciones. No muestra favoritismo y siempre es sincera”.