No quiero seguir forzando las cosas | CASA en tu casa
Un año sin forzar nada.
Eze en esta última prédica del año, nos enseña la significativa diferencia entre el
esfuerzo y forzar las cosas; ya que la manera en la que nos desenvolvemos podría
definir el agotamiento y la pérdida de energía que le dedicamos a algo o no.
Nos explica que, esforzarse es poner todo de ti para que algo sé dé y forzar algo es
tratar de controlar las cosas que no podemos manejar para que todo funcione; este
segundo esfuerzo indica que estamos yendo en contra de los planes de Dios para
nuestra vida.
Por eso nos cuestionamos ¿Cómo hago para vivir un 2025 sin forzar nada?
1. Deja de adorar a otros dioses: En el mundo le hemos brindado poder a cosas
que no nos aportan una estabilidad absoluta: el dios de la suerte, el dios del dinero,
el dios del pasado, el dios de la carrera, trabajo o sueños. T e recomendamos confiar
y creer primero en Dios para que puedas notar cómo estos factores dependen
absolutamente de Él.
2. Elige escuchar la voz de Dios: Ábrete a escucharlo a Él. Deja de lado las
conversaciones con otros seres y conversa tus problemas con el Señor. El pasar
tiempo con Dios te permitirá escuchar su promesa y su guía; Él tiene el mejor plan y
deseos para ti, y en CASA sabemos que sus expectativas de tu vida son mucho
más altas que incluso las que tú tienes de tu camino.
3. Acepta lo que dios hizo por ti: Vive su amor en tiempo presente y ten la
convicción de que Él te ama de manera incondicional; cuando estás convencido de
esa idea, la confianza en sus planes fluye de manera natural y te aleja de los
miedos y la incertidumbre.
4. Reconoce lo que Dios hizo por ti: Se agradecido y logra ver su maravilla en
todo momento; esto te permitirá conectar con su belleza y notar todo lo que
realmente Él ha hecho por ti.
En CASA deseamos que tengas un 2025 donde fluyas, no fuerces las cosas y te
permitas ver la mano de Dios en todo lo que te sucede.
Para ello, al final de esta prédica dedicamos una pequeña meditación donde te
invitamos a conectar con el Señor y a abrirte con Él para poder conversarle sobre tu
vida.
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