Día 2: Dios es la calma después de la lluvia
Marcos 4:38-39 Entre tanto, Jesús se había quedado dormido en la parte de atrás de la barca, recostado sobre una almohada. Los discípulos lo despertaron y le gritaron: —Maestro, ¿no te importa que nos estemos hundiendo? Jesús se levantó y ordenó al viento y al mar que se calmaran. Enseguida el viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo.
¿Puedes creer que Dios tiene la capacidad de calmar cualquier tormenta que te sacuda? Ten por seguro que en Él está el poder para detener los vientos que te amenazan y hacer que la calma reine en tu vida.
Oremos juntos por la paz que necesitas.